Para esta actividad del primer bloque
de contenidos he elegido el caso práctico número 1 por ser de la etapa
educativa en la que yo trabajo. Adrián comienza el curso escolar en un centro
nuevo. Tiene pocas habilidades sociales. Desde las vacaciones de Navidad se
muestra triste y comienzan a sucederle “incidentes” con algunos compañeros de
clase. Los padres dan cuenta de la situación al colegio desde donde se resta
importancia a la situación. Los “incidentes” se convierten en continuados y con
mayor gravedad en una escalada en la que Adrian se encuentra cada vez más solo,
más aislado…
¿Estos hechos pueden considerarse como acoso? Pienso que sí. Adrián es un claro ejemplo de
una víctima pasiva:
1. El niño tiene pocas habilidades
sociales, no tiene muchos amigos por ser nuevo en el centro, es tímido, no
responde a las provocaciones, burlas o agresiones. Además, según pasa el tiempo
comienza a cambiar mostrando tristeza, no quiere ir al cole.
2. Hay un desequilibrio porque es un
grupo los que actúan contra un alumno. Estos alumnos muestran: exclusión pes ara las actividades o
juegos, burlas con palabras y gestos y finalmente agresiones físicas.
3. Hay un desequilibrio entre las
emociones que sienten tanto Adrián
(negativas) como sus compañeros (positivas).
4. Las situaciones se repiten
aumentando la frecuencia, cada vez se suman más compañeros y se mantienen en el
tiempo.
¿Qué documentos o planes del centro deben
contemplar y tener previstas este tipo de conductas?
Se deben dar respuesta a estos casos desde el Proyecto Educativo de
Centro que tendrá una parte específica dedicada a la convivencia (Plan de
Convivencia, Reglamento de Régimen Interior….).
Algunos centros han elaborado también su propio Plan específico de
Prevención y Actuación del Acoso Escolar.
También puede ser importante que los
centros cuenten con Programas o Proyectos relacionados con la educación
emocional y la resolución pacífica de los conflictos. Los objetivos que se persiguen,
las actividades a realizar y la evaluación de la efectividad de las mismas
deberían aparecer como elementos transversales en las programaciones de aula.
¿Qué te parecen las reacciones del jefe de
estudios y de la tutora?
Me parecen desacertadas. En primer
lugar porque hacen sentir tanto a Adrián como a su familia como que hacen un
problema de algo que no tiene importancia, incluso creen que el problema es de
Adrián o de sus padres por no hacer los suficientes esfuerzos para relacionarse
con los demás. Deberían haber escuchado al niño y a su familia. Importantísimo
que desde las primeras noticias hubieran iniciado una observación objetiva de
las situaciones diarias del aula y del patio. También que hubieran hecho
sentirse protegido al niño.
En el caso del Jefe de Estudios además
me parece fatal que todo lo que se le ocurre para solucionar el problema lo
haga por la vía de la imposición y para evitar que la familia “se queje”, monte
“jaleo”.
La actuación del colegio me hace
reflexionar sobre el hecho de que, en ocasiones, y con buena intención la
mayoría de los casos, tratamos de restar importancia en estas situaciones. En
el caso de Primaria y particularmente cuanto más pequeños son los alumnos se
hace muy difícil creer que nuestros alumnos sean capaces de ser “acosadores” de
otros, de provocarles lesiones, de burlarse de, de hacer “la vida imposible” a
otros como ellos. Creo que inconscientemente no podemos creer que estos casos
puedan pasar en nuestras aulas.
¿Qué medidas educativas y/o disciplinarias
podrían activarse ante estos hechos?
Debemos intentar que estos hechos no
lleguen a producirse, por lo tanto son muy importantes las medidas educativas
relacionadas con la prevención. Incorporar actividades de cohesión de los
grupos en nuestras programaciones como actividades que duran todo el curso,
trabajar siguiendo los principios del aprendizaje cooperativo, incluir la
educación emocional, consensuar las normas y sus consecuencias que van a regir nuestra convivencia y contar
con el tiempo necesario para resolver de forma satisfactoria los conflictos
deben ser algo aceptado como necesario por toda la comunidad educativa.
Cuando los hechos se producen hay que
estar alerta. Utilizar sistemas de observación que nos permitan darnos cuenta
de lo que ocurre y del alcance que tiene. Hay que trabajar tanto con los que se
sienten acosados como con los que “acosan”, los que los jalean y TAMBIEN con
los que “miran para otro lado”. Se tienen que diseñar actividades específicas
en el aula y en los patios (alumnos acompañantes, actividades muy guiadas,
reflexión personal con los alumnos…..). Es necesario que las familias de los
implicados sean informadas y se trabaje con ellas.
En último lugar y si la situación
persiste será tarea de la comisión de Convivencia del Consejo Escolar puede
analizar el caso y tomar las medidas disciplinarias que se determinen siguiendo
los cauces administrativos que marca nuestra legislación.
¿Qué opinas sobre los comportamientos de los
alumnos?
Esta situación comienza sólo desde un
alumno, Félix, pero pronto se extiende a otro pequeño grupo que se suma por
experimentar poder sobre otros, sensación de control y superioridad ante otros,
sentirse “protagonistas”.
Adrián se siente triste, lo pasa mal pero, al menos, unas
relaciones familiares basadas en la confianza, hacen que le traslade lo que le
está pasando a su familia y eso es muy positivo. Hay veces que los niños tienen
tanto temor o se avergüenzan de que a ellos les esté pasando esto, que ni siquiera son capaces de contarlo en sus
casas.
Por último está el grupo de
“observadores". Saben que lo que hacen Félix y su grupito está mal, les
gustaría mostrar su apoyo a Adrián pero les puede también el miedo y el temor a
convertirse ellos también en “víctimas” y por eso callan. Es muy importante la
intervención con este grupo de alumnos. Son claves para la solución de los
casos de acoso.
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